El animal print ha sido y a menudo es maltratado.
El animal print surgió en los 60 como exponente del lujo y el buen gusto. Actualmente ha pasado a ser visto por muchos como lo más bajo y vulgar en el mundo de la moda. También en la decoración. Y lo cierto es que puede llegar a ser lo segundo, si no se tiene un poquito de lo primero.
Para incluir este estilo, sobre todo en decoración, la clave es no pasarse.
Incluye elementos de animal print en tu decoración, una pared, una alfombra, algún que otro cojín. Incluso algún tapizado o ropa de cama, pero ojo con los excesos pueden provocar un efecto aterrador.
Si lo que estás buscando es decorar la cabaña de George de la Jungla, adelante, no te cortes. Pero si quieres lograr un resultado elegante a la vez que exótico, modérate. Y escoge bien los elementos de animal print a incluir y como los vas a combinar con el resto de la decoración.
A demás de incluir este estilo con cierta mesura es fundamental que los elementos que se incluyan sean de buena calidad.
En cualquier tienda se pueden encontrar cojines de cebra, mantas de leopardo, y alfombras atigradas. Pero si la calidad es más bien baja, el resultado, la mayoría de las veces, no suele ser bueno.
La calidad de las telas, los acabados, los tonos y las texturas. Todos estos elementos pueden marcar la diferencia entre una estancia glamurosa y una chabacana.